El eco de las historias: mitos, ficción y pertenencia
- Dakkar Publishing
- 10 dic 2024
- 3 Min. de lectura
Actualizado: 16 dic 2024
Desde el lanzamiento de Tierra, he tenido varias conversaciones sobre el concepto de comunidad, particularmente sobre el papel que las historias de fantasía desempeñan en la creación de esos vínculos humanos que perseguimos, tememos o pretendemos no necesitar por partes iguales.

Leer, ver series o películas y escuchar audiolibros son, en apariencia, actividades individuales. Sin embargo, olvidamos que los textos dialogan entre sí, trazando conexiones profundas con lo que hemos sido, lo que somos y lo que aspiramos a ser. Las narrativas, especialmente las de misterio y fantasía, trascienden lo anecdótico: se convierten en vehículos que facilitan el intercambio de experiencias y sueños, sirviendo como pilares en la construcción de comunidades. Como afirmó Paul Ricoeur (1984), "contar historias es una forma poderosa de dar sentido a nuestras vidas y acercarnos a los demás" (p. 200).
Historias desde la prehistoria
Desde los albores de la humanidad, las comunidades han utilizado el relato oral para transmitir conocimiento, mitos y leyendas. Estas narraciones, a menudo impregnadas de elementos fantásticos, no solo explicaban fenómenos naturales, sino que también definían normas sociales y reforzaban la identidad colectiva. Las historias sobre dioses y héroes de culturas antiguas, como las mitologías griega o nórdica, no eran simples cuentos: eran estructuras simbólicas que ayudaban a las comunidades a comprender su entorno. En palabras de Claude Lévi-Strauss (1963), "los mitos son, en esencia, vehículos para la transmisión de valores" (p. 28).
La fantasía como espacio de conexión
Las narrativas fantásticas tienen una capacidad única para generar vínculos. Al compartir estos relatos, se transmiten valores, perspectivas y emociones que encuentran eco en la vida cotidiana. Obras como La Ilíada de Homero trascienden la aventura para explorar temas universales de la condición humana, facilitando entendimientos profundos entre culturas. De manera similar, la literatura de fantasía moderna, representada por El Señor de los Anillos de J.R.R. Tolkien, ha tejido comunidades alrededor de conflictos éticos y dilemas morales, demostrando cómo las historias contribuyen a definir nuestro lugar en el mundo (Zelazny, 2020).
El poder colectivo de la narrativa
En la actualidad, las historias de fantasía siguen desempeñando un papel central en la creación de comunidades dinámicas. El auge de las plataformas digitales ha permitido que los seguidores de libros, películas y videojuegos se reúnan en torno a universos compartidos. Fenómenos como Game of Thrones o el Universo Cinematográfico de Marvel no solo han generado debates y fanfiction, sino que también han incentivado una participación activa en la expansión de estos relatos. Henry Jenkins (2006) observa que “la cultura de participación permite a los fanáticos convertirse en productores de contenido, consolidando un sentido de comunidad” (p. 3).
Más allá de la fantasía

Al reflexionar sobre el impacto de las historias, es importante reconocer que no son simples formas de entretenimiento. Cada relato, ya sea un mito ancestral o una novela contemporánea, encierra el potencial de convertirse en un catalizador para la cohesión social y la conexión humana. Esto no implica que la literatura deba limitarse a transmitir enseñanzas o mensajes morales. Se trata, más bien, de valorar la intertextualidad de los relatos, su capacidad para generar espacios de coincidencia y su poder colectivo, ese que se activa y nos fortalece cada vez que nos identificamos con una historia. En este sentido, las narrativas fantásticas no son un escape de la realidad, sino una forma de interpretarla, comprenderla y compartirla con los demás.
Referencias
Lévi-Strauss, C. (1963). Structural Anthropology. Basic Books.
Zelazny, R. (2020). A Brief History of Fantasy Literature. The New Republic. Recuperado de The New Republic
Jenkins, H. (2006). Convergence Culture: Where Old and New Media Collide. New York University Press.
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